Razonamiento Clínico
El razonamiento clínico es la médula de la práctica médica. Además, en él confluyen el saber que la medicina detenta y aplica en un momento dado, el saber hacer que configura la actividad profesional, la capacidad de observación y reflexión del médico, su juicio integrativo y el o los problemas que conducen al paciente – individual o colectivo – a recurrir a un experto. Es decir, convergen todos y cada uno de los aspectos constitutivos de la práctica médica.Sin embargo, ante y no obstante este desolador paisaje, nos enfrentamos con el hecho de que el razonamiento clínico ha sido y sigue siendo la base de toma de decisiones que afectan la vida misma y la calidad de vida futura de los pacientes y que, como quiera que sea, ha dirigido el curso de los diagnósticos y tratamientos en todos los tiempos y latitudes. Detengámonos a considerar algunos de los aspectos que han sido propios del razonamiento clínicos en diferentes épocas y culturas a fin de buscar elementos comunes que nos permitan inferir cuáles rasgos y orientaciones pueden sernos útiles en el momento actual y qué posibilidades de validez a futuro pudieran ofrecer.
El médico debe de ejercitar su racionalidad y ponerla en juego a fin de develar los secretos de los procesos naturales, ya que la naturaleza, a la que él mismo pertenece y en cuyos procesos participa, es inteligente e inteligible. De tal modo se establecen un fundamento y un método. Un fundamento filosófico en el sentido de establecer un marco de referencia general a nivel de la consideración de la naturaleza como un orden (cosmos) sujeto a leyes autoimpuestas y racionales y un método, que es la observación de los fenómenos naturales con la garantía de que un correcto ejercicio de la razón garantiza la detección de leyes naturales. Entonces, un médico podrá “...decir los antecedentes de la enfermedad, conocer el estado presente, predecir los acontecimientos futuros... a través de la utilización de sus sentidos y de la correlación de los datos obtenidos con criterios de carácter general. Y es en este punto en donde la tradición hipocrática se enfrenta a las críticas que se han hecho en el siglo XX al juicio clínico, ya que no parte de la nada, sino de una teoría general que explica la naturaleza, a la enfermedad entendida como un fenómeno natural y que proporciona al experto los elementos de conocimiento y juicio que le permitirán fundamentar sus consideraciones diagnósticas y pronósticas. Así, ese mismo médico hipocrático afirmará que “...hace falta examinar, en los humores evacuados, las cocciones favorables, cuáles son y de dónde vienen, o los depósitos loables o críticos.
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